Vivas nos queremos. Curaduría de Obeja Negra

07 May 2019







*Por Adriana Guadalupe Dávila Trejo

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“Vivas nos queremos” es una selección propuesta por Obeja Negra, rapera, gestora, feminista, originaria de Ciudad Juárez, Chihuahua, que abarca 29 piezas de distintas artistas registradas a lo largo de la última década en diversos contextos y regiones del país. La necesidad de agruparlas en una curaduría va más allá de la tarea de archivo: se trata de una motivación por compartir todo aquello que invitan a escuchar, a sentir y a reflexionar. Se podrá volver a ellas una y otra vez, de manera individual o comparativa, reconociendo siempre nuevos matices y nuevos aportes en cada una de ellas.

Estas piezas son tan sólo una muestra de las tantas obras que componen este rompecabezas musical y afectivo, pues aún hay mucho por dejar entrar a nuestros oídos… Algunas de las grabaciones recogidas fueron creadas en estudio, otras en una habitación, otras más en la calle, y finalmente también las hay registradas durante presentaciones de discos en vivo, o bien que fueron interpretadas en festivales como “Panadería Rezizte”, en El Paso, Texas; “Homenaje a Hijo Pródigo”, “Caravana por la Paz”, “Toque Femenino”, “En tiempos de guerra”, y “Mujer es revolución”, en Ciudad Juárez; “Festival Feminem”, en Querétaro; y “Música Híbrida”, en Oaxaca, por mencionar algunos.

La serie que se presenta aquí es diversa no sólo por las circunstancias de creación y por la variedad de voces que comprende, sino también por la multiplicidad de temas que aborda. Pero lo que todas ellas comparten es un mismo y muy potente mensaje: “Vivas nos queremos”; vivas para estar, aconsejar, observar, gritar, sentir, tocar, oler, amar, odiar, andar. Vivas somos más fuertes.

Una de las características que sobresalen en esta colección, es que las piezas aprovechan el rap como un género musical que ayuda a fortalecer sus demandas y visibilizar sus luchas. El hip-hop como cultura urbana nació en el Bronx en la década de los setenta, y permitió que las y los jóvenes se unieran, se escucharan y vivieran sus cuerpos desde la música y el baile. Igualmente, surgió el rap como uno de los cuatro elementos dentro de este estilo, y cuyo objetivo consistía en impregnar sus letras y versos con la furia de la palabra.

Ahora la escena del rap en México tiene una mirada distinta. Cada vez más, las mujeres están entrando a estos espacios que en su mayoría antes habían sido ocupados por hombres. Con lo anterior, se ponen al descubierto otras formas de hacer y disfrutar la música, nuevos discursos que se alzan y diseminan, dando como resultado una diversidad de voces y temáticas a discutir, a vivir, a experimentar.

Más que definir los contenidos de cada una de las piezas que integran esta serie, es importante preguntarse cómo es que en la escucha se reconocen las problemáticas, así como las propuestas estéticas y sonoras que cada una de las obras plantea. En ese sentido, los temas se vuelven marcas que también sirven para transitar por un acervo como el que articula el Repositorio Digital en Audio (RDA), en el sentido de que ayudan a agrupar y catalogar, pero sobre todo permiten encontrar algo que se busca, así como facilitan distinguir los matices entre las grabaciones, ofreciendo claves que contribuyen a diferenciar unas piezas de otras. Tematizar, pues, se constituye como una herramienta que orienta al escucha y señala algo que quizá le pueda interesar.

De principio, podrá parecer que las 29 pistas comunican situaciones y sentires similares, sobre todo por la potencia con que fueron escritas y grabadas; las letras sacuden, remueven, invaden y hasta hieren. Pero prestando atención, se podrá encontrar que tratan asuntos importantes, vinculados con hechos y momentos concretos muy distintos entre sí. Por ejemplo, en “Río libre” pieza en la que escuchamos a Dilema, Murder, Audry Funk, Xirena, Hellou y Obeja Negra, se presenta el caso de la defensa del Río San Pedro Mezquital en Nayarit, donde se distinguen fragmentos de los discursos que pobladores de la comunidad dictaron ante los megaproyectos.

Por su parte, otras piezas hablan del papel que tiene la mujer hoy en día. Por ejemplo, en “Un día me contaron”, interpretada por Dilema, Batallones Femeninos, podemos encontrar inmerso el discurso de Isabel Allende en el marco del Día Internacional de la Mujer en 2012; por su parte, “En pie de lucha”, interpretado por Obeja Negra, Akil Amar, Tapacamino, Mexican SS, Mare Advertencia Lirika, y Bungalo Dub, invita a una crítica y reflexión desde una perspectiva femenina en temas de educación. No se trata de luchas individuales, sino colectivas, aquellas que generan conciencia social, involucrando a los escuchas y haciéndolos parte de ellas, de su voluntad de resistencia, solidaridad, apertura, unión, reconocimiento, valentía, y aun de su interés por lo que implica todavía hoy en día exigir un derecho a la educación en igualdad de circunstancias para las mujeres.

Nuestra vida cotidiana la vemos reflejada en piezas como “Makiloca” Homenaje al “Hijo Pródigo” re interpretada por Makorine Folk&Calle, Lamento Cotidiano” de Armine Arjona, “Estamos en el infierno” de Bawa, o “La vida es pa’ gozar” de Sound Sisters, todas estas canciones que nos permiten sentirnos con la misma rabia, impotencia al coincidir en cómo, desde nuestros cuerpos, ejercemos los espacios de trabajo, o de tránsito, como la calle, o bien los lugares públicos, al igual que los privados como el hogar; pero también nos hacen compartir la esperanza de reconocer esa magia y sensibilidad que rodea y reúne a la mujer en torno al amor, a la música, sentirse acompañada por otras mujeres.

En suma, desde distintos ángulos se aborda el reconocimiento de saberse mujeres, con las limitaciones y los dolores, pero también con toda la potencia y el poder que eso conlleva. Las canciones incluso invitan a un diálogo interno de plantearse quiénes somos, qué hemos dejado atrás; la rapera Murder, por ejemplo, percibe una dualidad entre lo que la sociedad quiere ver de la mujer y lo que ésta desea, o bien que le permiten por momentos –como nos canta Makila 69– ser “libre e incendiaria”, quemando tanto lo bueno como lo malo que encuentra a su paso, para dar pie a un nuevo inicio.

La identidad de género también se plantea en estas expresiones de una forma estrechamente vinculada al país en el que vivimos, donde las mujeres son constantemente vulneradas y donde deben sobrevivir a recurrentes ataques psicológicos, físicos y verbales. Por ello las letras de Mare Advertencia Lirika se articulan como un “manifiesto feminista”, una vía de expresión para ya no sentirse incómodas, para no tener que refugiarse, como expresa Xirena en una “burbuja”, sino al fin poder situarse en igualdad de circunstancias en este mundo al que pertenecen y en el que viven; para hacerle frente a la muerte, para frenar las cifras hasta que ya no se reporte ni una más como desaparecida, y poder dejar de vivir, como lamenta Galia Mireles, en el “Exilio”.

“Vivas nos queremos” hace así, a través de sus múltiples voces, un llamado urgente con muchos matices, transmitidos por vías diversas y por ende recolectados en tan distintos contextos: entre discos, festivales, lecturas en voz alta. Hacen referencia a encuentros que tuvieron lugar en distintos puntos del país con una invitación a descubrirte en una frase, en una palabra, a abrir los ojos ante una sociedad que dice ser justa, pero que arrebata los derechos si se le permite o, incluso, sin una no se da cuenta.

La cualidad que ofrece el rap a quienes le seguimos la pista, es que se vuelve un medio expresivo y detonante para circular y compartir emociones y sentimientos a través de la música, la lectura y la escritura. Obeja Negra y Batallones Femeninos, agrupación a la que pertenece, encauzan en el rap todas aquellas denuncias y protestas con una mirada ardiente, amorosa, feminista, características que vuelven a sus integrantes aún más fuertes.

Sobre el proceso de curaduría

Los inicios de este proceso se remontan a enero de 2018, cuando Susana González Aktories, coordinadora general del proyecto Poética Sonora, me contó acerca del Repositorio Digital en Audio (RDA), y me propuso trabajar como asistente en el trabajo de curaduría al lado de Obeja Negra.

Dadas las distancias que nos separan, el intercambio con Obeja se dio fundamentalmente por vía telefónica. Entre las dos acordamos que los objetivos y el aporte de su curaduría estuvieran estrechamente ligados a las prácticas que ella ejerce y que conoce bien al moverse en esta escena. Dividimos las tareas y sincronizamos nuestras agendas: ella se encargó del recabo y selección de piezas, mientras que yo me di a la tarea de conocer y familiarizarme con el repositorio. Ambos procesos llevaron su tiempo, su discusión, sus preguntas; implicaron ideas que se tejieron al mismo tiempo que nuestra labor conjunta se fue fortaleciendo.

En una primera fase de la curaduría, Obeja me compartió una lista de piezas para comenzar a trabajar y escuchar. Fueron poco más de 40 archivos los que llegaron a mis manos. De primera instancia, reconocí a Batallones Femeninos y a Mare Advertencia Lirika, pero había muchas artistas que por entonces todavía desconocía. De cada una hubo que documentarse en redes hasta donde fuera posible, averiguando un poco más acerca de sus vidas, de sus otras obras, de sus vínculos con colectivos y de su circulación en el medio del rap y el hip-hop.

Así, poco a poco, me familiaricé con el trabajo de artistas como Lucressia Demente, Galia Mireles, Audry Funk, Yesca MC, Malva, Aps, Armine Arjona; y colectivos como Fuga, La Sonora Criminal, Makila 69, Makorine Folk&Calle, Sound Sisters; al igual que piezas presentadas en solitario, o bien en colaboración, como resultado de proyectos de conciencia social en el país.

Las voces se perfilaron principalmente dentro del género ya mencionado: el rap. Sin embargo, de vez en cuando, aparecía un ukelele, una marimba de fondo, el sabor de la cumbia, una mezcla repentina con el ska, las palmas y una clave, pero era un beat el que marcaba el inicio y fin de los versos, la fuerza, el reclamo, la lucha, el cansancio, sensaciones que se experimentan entre una pista y otra.

El contraste de conocerlas, seguirles la pista y escuchar sus canciones, removió fibras sensibles. Hay algunas que inevitablemente nos hacen identificarnos con ellas, con su lamento, su rabia, el coraje provocado a causa de una injusticia; pero también con su alegría de sentirse unidas, con la necesidad de expresar y la perseverancia para encontrar nuevos espacios para alzar la voz dentro de la misma escena.

Por eso, la tarea de etiquetar cada pista significó uno de los retos más fuertes, aunque también uno muy enriquecedor. La primera vez que las reproducía procuraba identificar los ritmos y géneros; luego intentaba recuperar una idea o argumento que me diera la pauta para su clasificación en cuanto a su mensaje e impresiones que éste generaba; también hubo momentos en los que las escuchaba por gusto, para ubicar voces, rimas, tonos, instrumentos, armonías, aun cuando no siempre se lograra de forma sistemática por la diversa calidad en los audios.

Para facilitar la ubicación de las piezas, en conjunto con Obeja, elaboramos una tabla con la información básica de cada una de las piezas: nombre, artistas, año de grabación, tipo de archivo de audio, biografías. Pero, aun así, al momento de trasladar las pistas al RDA, estos datos no eran suficientes. Por ejemplo, en cuanto a la identificación de artistas, el RDA cuenta con la clasificación de artistas de manera individual o por grupos/colectivos y permite relacionarlos entre sí con otras instituciones. Esto también exige conocer más acerca de los proyectos de cada artista. Además, se da cuenta de si las piezas son una composición original, o bien si se trata por ejemplo de una traducción de otro idioma. Estos son sólo algunos de los criterios que implicó la catalogación de los archivos de audio, por lo que durante este proceso fue necesario dedicarle un periodo de tiempo prudente a cada pieza y a la serie entera.

Notas de cierre

Hoy en día, la oralidad tiene la capacidad de captar y exponer muchos sentimientos, de darle formas, tonos y formas expresivas y sonoras muy diversas. El incluir como parte del abanico de Poéticas Sonoras a géneros como el rap permite expandir nuestra sensibilidad y nuestra escucha en una búsqueda de la relación entre la palabra y la expresión. La muestra que aquí se presenta no sólo da cuenta de lo valiosa que es la mancuerna entre lo que el texto dice y la forma sonora y musical en que se manifiesta, sino también del ejercicio de escuchar este vínculo entre palabra y sonoridad a partir de voces femeninas que se asumen como tales: se trata de mujeres que plantean sus propuestas desde la cultura del hip-hop, rap, que inscritos en la cultura mexicana contemporánea, en pleno siglo XXI, nos ofrecen muchos nuevos sentidos.

Se comparten estas reflexiones en torno a esta colección y su proceso de inclusión dentro del RDA de Poética Sonora con la conciencia acerca de la importancia de contar con una compilación de este tipo de piezas, a partir del auge reciente de investigaciones enfocadas en temas, escenarios y materiales específicos vinculados a estas prácticas. Se tiene la esperanza de que esta muestra contribuya a entablar diálogos y generar nuevos cruces de perspectivas, aún más allá de los ámbitos y géneros orales en los que surgieron.

Quedan muchas piezas pendientes de ser consideradas, así como artistas cuyas voces esperamos ir sumando a esta lista. Esta es una tarea que contempla muchas historias por conocer, vidas por contar, temas por discutir. El trabajo no acaba aquí, pero queda por lo pronto constancia de este primer esfuerzo, con el deseo de que le sucedan otros que entren al relevo y que permitan completar este amplio y rico mosaico.

Mientras tanto compartimos esta colección con la esperanza de que sea de interés para el usuario.

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Mayo 2019

Bibliografía de apoyo

Silva Londoño, D. A. (2017). “Somos las vivas de Juárez: hip hop femenino en Ciudad Juárez”. Revista Mexicana de Sociología. Vol. 79. No. 1. México. p. 7 .