Una línea discontinua a lo largo de los pliegues

02 Feb 2022







Una línea discontinua a lo largo de los pliegues es un libro de Cinthya García Leyva impreso en risografía por Gato Negro Ediciones durante 2021, un tipo de impresión amigable con el ambiente en comparación con los tirajes masivos que tienen “excedentes” en el mercado y que acaban por ser destruidos. El libro se trata de una pieza: “sobre las posibilidades de vibración del texto, que se completa con las frecuencias visuales de los sonidos que emana su propia impresión.”

En Una línea discontinua a lo largo de los pliegues el lenguaje verbal (y aquí uso de analogías y metáforas para explicar verbalmente la visualidad del libro) flota como entre una bruma de estática, o como entre los espasmos de un glitch que fueron pausados y después impresos.  O flota sobre una página oscura de 8 bits que se desgrana hacia el naranja. O flota entre “Constelaciones asémicas” como aparece en una de las líneas de la pieza que comienza enunciando en su primer verso: “La voz.”

Y pienso… La voz: un sonido primigenio. ¿qué implica?  ¿qué implica pensar en la voz de un libro? ¿Dónde está el sonido? En Una línea discontinua a lo largo de los pliegues el libro actúa como un eco de tinta de la voz. El libro y su impresión actúan también como un eco de tinta de la máquina, del sonido de la máquina, de la “vida” de la máquina, sí se me consiente decir tal cosa.

La voz como una extensión del cuerpo, que permite entrar en contacto con el resto de las personas. Una suerte de mano para acariciar el mundo, una extensión. El texto vive y vibra en nuestras cabezas cuando leemos en silencio, pero si se le da voz, viva voz, voz alta, cobra una dimensión distinta. Nos tocan físicamente las ondas producidas por el sonido de la voz y la vida vibra, pero el involucramiento visual de las frecuencias de sonido de la propia impresión del texto, producen una convergencia en el soporte libro y tinta, de un momento particular del proceso de todos los libros impresos, que se escapa de la experiencia lectora, que es precisamente cuando el contenido textovisual pasa a tinta sobre papel. Previo a ello, pasó del cuerpo a la pantalla, de la pantalla a la maquinaria de la impresión, en el paso de la tinta al papel el sonido que emana ese momento, es como una especie de primer llanto de su venida al mundo.

En este sentido Una línea discontinua a lo largo de los pliegues abriga entre sus páginas un momento crucial de todos aquellos libros impresos. Se añade el elemento del peso de la máquina implicada en el proceso de escritura y de impresión, como en un llamado visual a la desautomatización: detenerse a experimentar el libro fuera del sostenerlo, observarlo (leerlo) o de olerlo, (que es algo que me gusta mucho hacer, el aroma a pegamento, a libro nuevo o viejo, aunque en ese último caso corra el riesgo de inhalar esporas peligrosas), si no a escucharlo: ¿Cómo se escucha un libro? (que no sea un audiolibro, que es la lectura en voz alta del contenido) ¿Qué vibra entre sus pliegos de papel entintados, más allá del contenido verbal? ¿Dónde está la voz de un libro, cuál es la voz de un libro? Sin recurrir a la autoría del contenido, como primera y casi inmediata respuesta, y desde ahí (re)pensar en la frecuencia del libro, su amplitud, su intensidad, su reverberación, su resonancia, su brevedad o extensión, su forma.

Leer y mirar son dos ejercicios distintos que van de la mano al acercarse a Una línea discontinua a lo largo de los pliegues, un libro que es una suerte de espectrograma de sí mismo, donde algunas páginas, (esta es una nota sumamente personal) en una inicial aproximación, me provocaron un extraño cosquilleo que relacioné con el ASMR, pero que de manera posterior me mantuvieron pensando sobre cómo nos relacionamos con el libro, sobre cómo vivimos la lectura, cómo la acuerpamos, y sobre las posibilidades de llevar a la experiencia literaria hacia un espacio donde confluyan todos los sentidos, sin que se subsuma uno a otro, y se dé voz a momentos cruciales de procesos que callan por no ser percibidos. Así, cuando Una línea discontinua a lo largo de los pliegues calla, lo hace por doble partida: arriba el silencio porque se cierran sus páginas al concluir la lectura, pero también porque ahí concluyeron las frecuencias visuales de su impresión. Y, sin embargo, reverbera: aquí, contigo, que lees esto, su probable siguiente lectorx.

 

Arely Valdés (Zacatecas, 1993) es Licenciada en Letras por la Universidad Autónoma de Zacatecas “Francisco García Salinas”. Fue beneficiaria PECDAZ en el área de narrativa durante la emisión 2015-2016. Algunos de sus textos aparecen en espacios como Punto de Partida y Plástico: Revista Literaria. Es autora de Playlist para Extravío (IZC/Policromía 2018). Actualmente cursa la Maestría en Arte de la Universidad Autónoma de Aguascalientes.