Panorama sonoro del Festival Poesía en Voz Alta.17 | Palabras para el Antropoceno

12 Sep 2017







Por Alonzo Caudillo, Andrea Cabrera y Juan Carlos Jimeno*

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Desde que se retomó y revitalizó el Festival de Poesía en Voz Alta en 2005, gracias a la iniciativa de José Luis Paredes Pacho, se ha buscado presentar y poner en diálogo las más variadas poéticas, que van desde la lectura tradicional de poesía al spoken word, de la poesía electrónica al son jarocho, de la poesía visual y experimental al slam, por mencionar sólo algunas. Esto para ofrecer al auditor una experiencia de la poesía expandida en su más amplio sentido y en sus expresiones lingüísticas más extensas, que dan siempre un lugar especial también a las lenguas originarias.

Cada año el festival propone un tema rector a partir del cual son convocados los artistas a presentar sus poéticas. Este año, por elección de la poeta, performer y medioambientalista Anne Waldman, que fue la curadora del programa, la temática giró en torno al “Antropoceno”, también entendido –para bien y para mal– como la era del hombre. En palabras de Waldman, es también el “momento de que la voz del poeta sea […] un toque de trompeta para una mayor cordura, una mayor conciencia, una visión alternativa y lúdica, y una compasión hacia todos los ciudadanos del planeta Tierra” (Poesía en Voz Alta .17)Este año se reunieron las voces de protagonistas de varios países –entre los que se encontraban España, Chile, Estados Unidos de América, Alemania, Noruega, y por supuesto México–, todos ellos convocados en este espacio a partir de una preocupación común: promover la defensa y protección de las especies que habitan nuestro gran, pero también muy dañado ecosistema.

Cabe mencionar que en esta entrega del festival no solamente hubo intervenciones de carácter artístico, sino también se abrió un espacio a las charlas de carácter teórico-crítico por parte de los poetas que se presentaron, las cuales también estuvieron abiertas al público y versaron sobre el quehacer de los artistas en estos tiempos de crisis, desde las varias trincheras en las que participan: activismo político, medioambientalismo, docencia y reflexión sobre su propia obra y la de otros actores culturales.

Por la parte de las presentaciones poéticas, como hemos dicho, éstas se ofrecieron de las más diversas formas: ya sea mostrando la riqueza que puede tener un texto previamente concebido en papel, al presentarlo en su dimensión oral y sonora, o bien ideando nuevas formas de presencia poética que se inscriben, activan y reproducen de maneras muy variadas y con ayuda de elementos tecnológicos en el escenario. La poesía concebida como acto sonoro se despliega, así, como un arte que emerge de la palabra y del texto –teniendo a la voz como protagonista–, pero que es capaz de dialogar con otras manifestaciones artísticas en las que se recurre a la imagen, a la gestualidad o al sonido. Debido al carácter performático de este festival, cabe la observación de que la escena exige abordar el cuerpo poético desde la experiencia y la sensorialidad, aquélla que proyectan los poetas al saberse escuchados y vistos.

No nos es posible hablar específicamente de cada una de las presentaciones de todos los poetas que asistieron; no obstante, elegimos destacar tres trabajos que son muestra palmaria de hasta aquí mencionado.

Coral Bracho (México, Ciudad de México, 1951) y Raúl Zurita (Chile, Santiago, 1950)

En el caso de Coral Bracho, una de las poetas mexicanas actuales más destacadas, con la que se abrió el festival, nos volvimos partícipes de una cierta “intimidad” de una lectura en la sala abierta, una lectura discreta, sin demasiadas variaciones de timbre ni de ritmo, como tampoco en las intensidades gestuales. En cuanto al nivel semántico, en consonancia con la temática sugerida por del Antropoceno sugerida por Waldman, la poética de Bracho se caracterizó por privilegiar “una geografía minimalista que se desdobla incesantemente en una geología, una orografía y una hidrografía ornamentales” (Bracho 2001, 8). Así, en los reducidos espacios donde se concentra de dictum del poema, encontramos un mundo más grande, plenamente construido, en el cual vivimos y al cual pertenecemos en tanto que también nos habita. La preocupación política de Bracho, especialmente por la situación de México, también se hizo presente hacia el final de su participación, cuando leyó un poema que escribió sobre Ayotzinapa, coligándose así con la presentación de su colega chileno Raúl Zurita, también presente esa noche.

En el caso de Zurita, en su presentación hizo uso de una técnica emotiva al recrear de memoria sus poemas, mismos que recitó como un acto escénico actoral. Su obra poética, que oscila entre el dolor del desamor y el de la violencia, nos hace vacilar entre ambos tipos de afectos sin que podamos escapar de ellos, lo que lo vuelve doblemente doliente por el contexto en el que se desarrollan: el de la dictadura de Pinochet. En este sentido el poeta asumió una postura política como acto ético comunicante, con el cual sumó valor a la temática del festival que no sólo pretendía abordar la preocupación por el medio ambiente, sino también la de los mecanismos de producción y de consumo capitalistas y neoliberales detrás de los cuales se oculta un afán de destrucción.

Eleni Sikelianos (EUA, California, 1965)

Esta poeta norteamericana se presentó en esta ocasión al lado de su hermano Joe Sikelianos, el cual es músico de profesión, además de los músicos experimentales mexicanos Fernanda Alemán y Fernando Vigueras. En términos generales, lo que se ofreció fue un largo poema dividido en varios apartados (que para mejor comprensión del público fue proyectado en su traducción al español en una pantalla al fondo del escenario). Según su creadora, dicho poema conforma la “fábrica bioacústica del mundo”.

En cuanto a la presentación misma, comenzó manteniendo una línea armónica entre el contenido del poema que recitaba Sikelianos y las notas de la guitarra que ejecutaba su hermano. El mensaje: el ser humano que surge como especie que procura de sí misma y de su entorno. (Pausa). Después se transitó hacia un pasaje de violencia expresado en el poema, que fue acompañado por rasgueos y distorsiones más agudas en la guitarra: el ser humano pasa a consumir recursos, sin pensar en los riesgos que pueda dejar ese frenético agotamiento. (Pausa). En un tercer momento, acompañada también de Alemán y de Vigueras, la poeta comenzó a leer amplios fragmentos en los que citó textualmente los nombres biológicos de especies ya extintas, insertándolos en momentos en los que pone al ser humano como lobo del mundo. Simultáneamente, la línea de percusiones de Alemán, Vigueras y Sikelianos, parecieron tocar una elegía distorsionada, caótica. (Pausa). Por último, la poeta leyó ya sólo palabras fragmentadas, fragmentos textuales que ya no eran inteligibles, que parecían yacer mutilados en el mundo, lo cual se vio reforzado visualmente en la pantalla que ofrecía los versos ilegibles, al tiempo que se escuchaban las notas inestables, como si ellas mismas se deconstruyeran, “tartamudas”, expresando así el deterioro que ha causado el Antropoceno en el ecosistema.

Juan Stiven “Guaskila” (Colombia, 1995) y Cantores del Son (Veracruz, Méx., 2008)

Esta conjunción del son jarocho más el “repentismo” (forma poética oral que consiste en improvisar décimas o quintillas) de Juan Stiven fue con la que cerró el Festival. Su participación consistió en mostrarle al público la capacidad creadora que sigue teniendo este género para con-mover y contagiar a los asistentes, quienes conformaron un alegre cuerpo  colectivo, pues tanto la música, por un lado, como el carisma de Stiven y el de Yunuel de la Cruz (voz y jarana de Cantores del Son) por el otro, ambientaron de tal manera el espacio de Casa del Lago que tanto el auditorio como los artistas invitados y los miembros de la dirección del recinto se pusieron a bailar.

Ambos artistas, durante el tiempo que duró su intervención, conminaron en sus versos que siguiéramos difundiendo estas expresiones artísticas para evitar, de una u otra manera, la violencia de Estado que tanto lastima a ciertos países. Incluso el propio Stiven señaló que a pesar de que este drama sea una de las circunstancias por la que se ven vinculados países como México y Colombia, hay otros factores valiosos que los hermanan.

Palabras (finales) para el Antropoceno

A lo largo del festival hubo otros actos poéticos que buscaron el impacto con el público a través de lo grotesco del cuerpo, su voluptuosidad, los gestos estridentes y el uso de distintas disciplinas, como en el caso de Gómez-Peña; o que revelaron la pulcritud de un poema que recuerda a un canto nativo, acompañado de un instrumento que la misma performer, Joy Harjo en este caso, utiliza sin cisuras entre el plano poético y el musical.

En cuanto a la recepción de este festival, podemos decir que fue amplia y rica en experiencias, ya que distintos tipos de público se vieron interesados frente a las eclécticas propuestas poéticas; fueron contrastantes las respuestas de los asistentes desde el primer día con Coral Bracho y Zurita, hasta al penúltimo día con Gómez-Peña. En este sentido, es evidente que se cubrieron distintos gustos, géneros y expectativas, por lo que la experiencia de esta 17a entrega del Festival de Poesía en Voz Alta siempre afectó de manera positiva a sus asistentes, no sólo porque causó un efecto estético sino también uno crítico y reflexivo. Prácticas como ésta sin dura revelan el papel clave que sigue teniendo la poesía en sus prácticas extendidas y ante todo sonoras en la actualidad: propone a partir de los más diversos recursos un discurso lírico agudo, directo y autorreflexivo, que nos permite observar y entender nuestro presente con nuevos ojos y oídos. Este festival ofrece uno de los espacios urbanos en los que presenciamos el ensamblaje de tantas “poéticas sonoras”, cuya relevancia se ha vuelto notable en el panorama cultural de la Ciudad de México. El final de esta entrega promete y despierta desde ahora ya las expectativas a lo que traerá el festival en el siguiente año.

Ciudad de México, septiembre de 2017

Alonzo Caudillo es alumno de la carrera de Letras Hispánicas en la UNAM y actualmente realiza el servicio social en el proyecto de Potética Sonora. Andrea Cabrera y Juan Carlos Jimeno son pasantes de la licenciatura en Letras Modernas Italianas de la UNAM.
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Fuentes consultadas:

AA. VV., Poesía en Voz Alta .17. Palabras para el Antropoceno, 2017. México: UNAM. (Cuadernillo de presentación del Festival).

Bracho, Coral, Trait du tempsTrazo del tiempo, “Prólogo” por David Huerta, 2001. Canadá: Écrits des Forges, UNAM, Editorial ALDUS.