Las lecturas de poesía como objeto de estudio: el caso de SpokenWeb

26 Ene 2015







Texto pubicado originalmente en lleom

SpokenWeb es un archivo sonoro digital que ha publicado en línea una serie de lecturas de poesía que se llevaron a cabo en la Universidad Sir George Williams, de Montreal, Canadá (hoy Universidad Concordia), entre 1966 y 1974. En ella participaron figuras prominentes de la poesía estadounidense y anglocanadiense de la época como Allen Ginsberg, Margaret Atwood, Robert Duncan, Irving Layton, Jerome Rothenberg, Gwendolyn MacEwen, Gary Snyder, F.R. Scott, Charles Simic, entre muchos otros.

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La historia va más o menos así: los promotores de esta serie de lecturas (principalmente Roy Kiyooka y George Bowering) tuvieron la visión de grabar cada una de las sesiones organizadas. Los rollos se mantuvieron almacenados durante años sin que tuvieran una utilidad clara. Algunos, construidos con materiales degradables, se deshicieron con el tiempo. Otros fueron llevados a la Universidad Simon Fraser, en Vancouver, luego de que uno de los organizadores se cambiara a dicha universidad. Lee Hannigan, uno de los estudiantes de posgrado involucrados en este proyecto, dice que el hueco existente en los archivos encontrados en Concordia corresponde con frecuencia con los archivos de la USF.

En 1999, Jason Camlot, el profesor que comenzó la iniciativa de SpokenWeb, encontró las grabaciones e hizo la propuesta de digitalizarlas. Aún con esto, para Camlot el conjunto de lecturas era todavía “un archivo perfectamente inútil”, al que prácticamente nadie podría acceder, no sólo porque estaban confinadas a espacios sumamente especializados dentro del departamento de inglés de Concordia, sino porque su extensión y el volumen de las mismas (más de ochenta y nueve lecturas a lo largo de casi diez años) hacía de su escucha atenta una empresa ardua y fastidiosa. Fue así que comenzaron a reunir a más gente en el proyecto para que las lecturas fueran transcritas, subidas a un portal de internet y organizadas por año y autor. A través de interfaces de visualización de audio, edición HTML y otras herramientas digitales, el trabajo del equipo fue hacer accesibles las lecturas a todo aquél que tuviera acceso a una computadora con internet. El resultado puede ser consultado en el siguiente enlace: http://spokenweb.concordia.ca.

I006_11_0048_tape-300x300Hannigan ha descrito a SpokenWeb como un “proyecto auto-consciente” del valor que las grabaciones tienen para el estudio literario en general. Y es que no sólo se trata de ofrecer un catálogo sonoro de un evento de considerables dimensiones durante esa época en Montreal, que atravesó momentos históricos clave, como la primavera del 68, la guerra de Vietnam y la Revolución Tranquila de Quebec. También, y sobre todo, busca colocar a las lecturas de poesía como un objeto de estudio vital para comprender (o más bien aprehender) la conjunción entre la obra literaria y su autor/a en actos performativos que confirman, niegan o hasta ignoran la letra escrita. Por medio de un complejo proceso de mediatización (a través de un montón de peripecias anecdóticas que constituyen ese “mito” que SpokenWord comienza a crear de sí mismo), el “residuo documental” que representaban las lecturas de poesía pudo ser analizado de una manera sistemática.

Además de los rollos magnéticos, el equipo de Spokenweb ha recopilado elementos paratextuales que de una forma u otra documentan las series de lecturas (volantes, pósters, facturas de la SGWU, etcétera). También realizaron entrevistas con algunos de los organizadores involucrados, y en fechas más recientes han organizado nuevas lecturas con algunos de los poetas participantes, donde se reproduce un fragmento de las lecturas grabadas, seguido de una reflexión del/la poeta y una nueva lectura en vivo. A esto se refiere Hannigan con “proyecto auto-consciente”: la “inutilidad” de las grabaciones se ha contextualizado, mientras que todo el proceso sigue siendo documentado para futuras investigaciones.

Hannigan pensaba que escuchar poemas era un método menos mediatizado de acceso a la literatura que la letra impresa, pues esta última conlleva una cultura e historia de varios siglos. Pero la verdad es que el proceso de conservación de las lecturas (grabarlas, editarlas, digitalizarlas, subirlas a un servidor de internet, etc.) constituye un alto grado de mediatización: estamos escuchando la “grabación de la grabación de la grabación” de un poeta leyendo sus textos. Incluso es dudoso afirmar que sólo aquellos que presenciaron las lecturas en vivo tuvieron un acceso no mediatizado a los poemas: la voz de los autores pasó por un micrófono, y finalmente todos leyeron a partir de una fuente escrita.

Sin embargo, es sumamente interesante observar las diferencias entre las versiones leídas en las series y las finalmente publicadas en los libros. Pese a que, por el momento, las transcripciones de las grabaciones no incluyen los poemas por problemas de copyright, la comparación entre la versión sonora y la impresa arrojará información interesante sobre la evolución de poemas en particular. Adicionalmente, pueden ayudarnos a percibir la distancia entre la ars poetica y la praxis creativa (el performance, por así decirlo, del poema en voz alta frente a un público más o menos aleatorio). Por ejemplo, Hannigan notaba que Robert Duncan, quien supuestamente reniega del “yo” poético al hacer un uso extensivo de la intertextualidad en sus poemas, pasó más de la mitad de su maratónica lectura (más de tres horas, la más larga en toda la serie) hablando de sí mismo y cómo compuso sus poemas. Lo que denominamos “contenido extra-poético” ocupaba más espacio en la lectura que los textos mismos. En el caso de otros poetas, dicho contenido extra-poético se limitaba a frases cortas como “Este poema se llama…” o “este texto está dedicado a…” Así pues, la contextualización que cada escritor/a ofrece sobre su obra resulta un objeto de estudio tan importante como los textos mismos, y nos ayuda a enmarcarlos dentro de discusiones sobre la labor creativa y performativa de cada uno/a.

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Aunque Roy Kiyoooka afirmó que la serie de lecturas no pretendía ser un registro exhaustivo de una cierta escuela poética, lo cierto es que una rápida mirada a los autores incluidos muestra una obvia inclinación a la cultura anglófona. Más aún: como muestra un análisis al contenido extra-poético de los primeros cuatro años de las series, realizado por Hannigan, Al Flamenco y el autor de esta nota el año pasado, muchos de los poetas mencionan con frecuencia la ciudad de Nueva York, así como a la escuela poética de Black Mountain. Así pues, pese a la afirmación de Kiyooka, el universo discursivo en el que se movían los autores giraba considerablemente en torno a Nueva York como foco cultural, lo cual revela sus intereses y angustias. No hay un solo autor francófono incluido en las series (algo que ahora se antoja ineludible, dado que Montreal se ubica en la provincia de Quebec, y dada la reivindicación de la cultura francocanadiense en los años 60’s y 70’s), aunque esto se puede justificar por el hecho de que SGWU era una universidad anglófona, y ahora Concordia también lo es. Por si fuera poco, el único autor latinoamericano incluido fue Jorge Luis Borges, y su participación fue algo anómala: no se trató de una lectura de sus poemas, sino de una conferencia sobre los sueños en la literatura inglesa, donde cita sus manidos ejemplos del Caedmon’s Dream y la flor de Coleridge. Así pues, rara vez se mencionaban autores o corrientes literarias fuera de Norteamérica, aunque desde luego hay algunas afortunadas excepciones, como la de Muriel Rukeyser, una de las primeras traductoras de Octavio Paz al inglés.

Ciertamente, la importancia de SpokenWeb para los estudios literarios (sobre todo de la literatura inglesa) radica en la consideración de las lecturas de poesía y su contenido extra-poético como objetos de estudio legítimos y hasta indispensables al momento de analizar la obra poética de los autores incluidos. Sin embargo, su exacerbado anglocentrismo le impide extender su área de influencia a otras literaturas de América y el mundo. Al analizar este proyecto, no obstante, observamos el potencial que tiene para ampliar la crítica literaria, llevarla más allá de la letra impresa, y hacer accesibles lecturas y festivales de poesía que hicieron historia en México y Latinoamérica, como sería el caso del Primer Festival Internacional de Poesía de Morelia, de 1981. Ojalá existan otros “archivos perfectamente inútiles” olvidados en otros rincones del continente para realizar proyectos similares.

Aurelio Meza

 

Consulta Spoken Web: http://spokenweb.concordia.ca

Para seguir leyendo al respecto:

Lee Hannigan, “Digital Tools and the Audio Archive: the Edge of Meaning”, en Amplab, 21 de octubre de 2014. http://www.amplab.ca/2014/10/21/digital-tools-audio-archive-edge-meaning/

Lee Hannigan, Al Flamenco y Aurelio Meza, “Reading Series/Reading Sound: a Phonotextual Analysis of the SopkenWeb Digital Archive”, en Amplab, 12 de noviembre de 2014. http://www.amplab.ca/2014/11/12/reading-seriesreading-sound-phonotextual-analysis-spokenweb-digital-archive/