Crónica de la inauguración de “Mercenarias del fango. Experimentación sonora y género” en el Centro Cultural Border el 30 enero de 2020

01 Feb 2020







Por Mariana Muriel Martínez Herrera

El Centro Cultural Border (CCB)[1] inició el año prestando especial atención a los temas de género, así como a su injerencia en la gestión y producción de expresiones sonoras en México. Esto fue organizado en consonancia con la lucha feminista actual en México y con el esfuerzo de varios grupos o personas de la población mexicana (aunque no se identifiquen políticamente con el feminismo) que buscan, en primera instancia, visibilizar que aún se ejerce violencia hacia las mujeres y hacia otras minorías; y que, en segundo lugar, pugnan asiduamente por erradicarla. Entonces, en este caso, el CCB inauguró un ciclo de actividades que promueven el diálogo y la reflexión en torno a las prácticas artísticas contemporáneas en México y “que tienen como eje la perspectiva de género y el cuestionamiento y análisis de estereotipos”[2]. En particular, el día 30 de enero del 2020 inició el ciclo “Mercenarias del fango. Experimentación sonora y género”, curado por el colectivo Híbridas y Quimeras [3].

La reflexión en torno al argumento no es banal ni pasajera, pues refleja una preocupación diseminada en todo el país y que nos atañe discutir en pos de construir un futuro más justo y abierto. Por lo mismo, estos temas no son ajenos a Poética Sonora MX, basta mencionar la colección “Mujeres en su lengua”[4], de la cual escribieron Cynthia Franco, curadora de la serie, e Isabel Alcántara Carbajal, integrante de Poética Sonora MX; también el texto titulado “Vivas nos queremos: voces femeninas y su presencia musical en la escena del hip-hop y otros géneros en México”[5] que Adriana Guadalupe Dávila Trejo publicó en nuestro sitio web. Así pues, parte de la tarea meditativa colectiva en el CCB consitió, grosso modo, en, entre todas y todos los presentes, enunciar algunas estrategias que se pueden ejecutar desde distintas áreas de creación, de escucha y de estudio para hacerle frente al problema.

Ahora bien, en lo que respecta a mi propia experiencia, cuando llegué al Centro Cultural Border, lo primero que vi al cruzar el umbral fue el colorido rostro de una mujer pintado sobre una larga pared amarilla[6]. El semblante revelaba un gesto de aflicción o de melancolía (imágenes 1 y 2). Entonces, intrigada, seguí caminando para ver qué más se dibujaba en el espacio: los rostros enigmáticos de mujeres en el muro guiaban a las y los visitantes hasta el otro extremo del recinto, donde se podía leer, también insertado en el amarillo de fondo, el texto inaugural de la muestra, que abría con una cita de Rosa Montero: “¿Y por qué sólo mujeres? Pues por esa sensación […] de abrir las aguas quietas y extraer de allí abajo un montón de sorprendentes criaturas abisales” (1955).

De esta manera, el espacio inaugurado en este evento apenas comenzaba a tomar forma ante las y los espectadores, quienes parecían hasta entonces intrigados por entender la dinámica del lugar como si se tratara de, pensando en la cita de Montero, un cuerpo de agua que se abre para asomar algunos secretos a la superficie. Justo por ello, quizás, recordé el título de “Mercenarias del fango” (imagen 3). A mi juicio, el encabezado hace referencia a la lucha mercenaria, que se realiza a cambio de una retribución económica, pero también a la degradación moral o descrédito de las mujeres en la escena de la experimentación sonora, inmovilizadas por el fango.  Así, se nos invitó a subir unas escaleras para llegar al piso superior, donde se llevaría a cabo el conversatorio.

Imágenes 1 y 2: Mural de Laura Arredondo (Maga) [7]

 

Imagen 3: muro con la presentación del evento, hecho por Laura Arredondo (Maga)

 

Diálogo hacia una consideración de género en las prácticas artísticas actuales en México

A pesar de las expectativas que pudiera generar esta convocatoria, Claudia Sandoval[8], Valis Ortiz[9], Ana María Romano (presente vía Skype) y Marianne Teixido[10] entablaron un diálogo con el público que resultó abierto y variado, en tanto que se buscó tejer la experiencia privada y personal, al entorno social y político en el cual se gestan las expresiones culturales en México. De entre otros tantos puntos que se tocaron estuvo el que, hace unos años, no se podía poner la cuestión de género sobre la mesa en lo concerniente a los festivales de música, sonoros y audiovisuales. Sin embargo, actualmente parece haberse conquistado un espacio de visibilización e inclusión de las mujeres en la escena, lo cual permite la oxigenación y el verdadero encuentro entre artistas y escuchas. El reto parece residir, según se comentó, en romper un círculo vicioso de representación heteronormado y es gracias a estos espacios de reflexión que se originan resonancias, proyectos conjuntos, dudas, colaboraciones, respuestas y verdaderas relaciones humanas en la diversidad (mujeres, comunidad LGBTTTIQ+, comunidades indígenas, etc.).

De acuerdo con lo anterior, desde el punto de vista del público, se insistió en que, como consumidoras y consumidores, debemos exigir una cierta demanda de representatividad, para que los programas se comprometan a ser cada vez más diversos, hasta que en un futuro esta demanda se convierta en norma. Se añadió que especialmente las mujeres tendríamos que prestar atención a lo que estamos consumiendo (y, por ende, por aquello que pagamos), pues merecemos un espacio y una representación cultural; lo cual no significa recibir un reconocimiento caritativo, sino uno verdadero hacia nuestro trabajo. Es importante abrir los espacios y dar la seguridad a las mujeres de mostrar sus obras, incluso brindarles la seguridad de fallar sin miedo, porque como mujeres siempre hay más presión social de demostrar una capacidad que, por cuestión de género, parece ponerse en duda desde un inicio.

Pero, ¿cómo evitar reproducir las violencias que se buscan erradicar? Algunas respuestas que se ofrecieron a la pregunta tienen que ver con el saber vivir en la incomodidad, visibilizar, atreverse a levantar la voz para señalar, evidenciar, reforzar, aunque cueste trabajo o implique ciertas pérdidas de vínculos con quienes se asumían seres cercanos. Además, se habló de que la violencia de género no surge en un nivel macro, sino que está presente ya desde el ámbito más privado, así que vale la pena hacer un ejercicio individual de conciencia para no reproducir las estructuras violentas (en muchas ocasiones de forma inconsciente; es decir, normalizada). Cabe mencionar que cada comunidad es atravesada por distintas violencias: piénsese en los pueblos originarios y su precariedad de recursos; en las mujeres trans o cis, que constantemente reciben agresiones homofóbicas; en quienes padecen el racismo o la disparidad de reconocimiento, entre otras problemáticas. No obstante, parece que, en general, al final lo que compartimos es violencia.

Otra pregunta que surgió en el diálogo fue cómo gestionar y conseguir recursos. En México nos han inculcado culturalmente que “para el arte no hay dinero” y entonces hay que agradecer cada “chamba” que surge, a pesar de que en ocasiones equivalga a regalar el trabajo. Ahí empieza el problema, mismo que se puede superar si se comienzan a romper dichos paradigmas, dando valor a lo que se ofrece y exigiendo que se reconozca y retribuya como tal. Hay que exigir “lo básico”, se dijo, cobrar siempre que sea posible; porque lo más probable es que, debido a la organización vertical del trabajo, alguien más sí esté haciendo dinero con la producción de uno/a. La estrategia, en este caso, sería pedir a las empresas que reciben el mayor presupuesto (las cuales generalmente son las encargadas de gestionar los festivales de cultura más grandes) que lo distribuyan de forma equitativa para así bajar los recursos. Otra alternativa, pues, es optar por una organización laboral más horizontal.

Por otra parte, las mujeres, los grupos minoritarios y la comunidad LGBTTTQ+ no han recibido la misma escucha ni han participado de manera ecuánime respecto a los grupos artísticos conformados por hombres heterosexuales. No obstante, en los últimos años, la escena se ha diversificado y se han puesto de manifiesto estas diferencias estructurales que frenan el desarrollo musical y artístico en México. En conclusión, para el futuro próximo hay que fomentar el financiamiento en la creación, la construcción de vínculos solidarios, la búsqueda independiente de espacios y/o de financiamiento; escuchar y rememorar en conjunto las historias de mujeres, mujeres trans, lesbianas que han vivido de cerca y que han sorteado las dificultades estructurales, tanto como creadoras o gestoras, o como público; y, por último, hay que normalizar lo que antes se consideraba lo otro.

Imagen 4: Público después del conversatorio

Al término del diálogo el público parecía más cohesionado (imagen 4), y al mismo tiempo más cercano, abierto y empático, prestándose para escuchar la segunda etapa del encuentro, que consistió en la presentación de “Constelaciones sororas”, las cuales tuvieron lugar en la planta baja del recinto. En esta muestra, citando el texto presentado en el salón 1 del CCB, por Híbridas y Quimeras y LABORATORIO 118 [11] aquel día, las artistas por un lado retomaron “la medida subjetiva de la intensidad con la que es percibido un sonido, conocida como sonoridad”. Por otro, se aludió al término de ‘sororidad’, “como neologismo empleado para hacer mención a la solidaridad que existe entre mujeres (soror)”[12]. A partir de esta cercanía entre sonoridad-sororidad, se buscó ofrecer constelaciones performativas en el marco de una pieza multimedial, con la que los colectivos hicieron una propuesta estética que, a la par, ayudara a visibilizar el trabajo realizado por más de noventa artistas sonoras latinoamericanas.

De hecho, el ejercicio sinestésico partió de la escucha de una o varias pistas de música electrónica, que se reproducían con audífonos en un dispositivo mp3 y, a la vez, de la observación de distintas viñetas circulares impresas, que contenían diseños similares a constelaciones, y que traducían la experiencia sonora a un plano plástico creativo, con lo cual se invitaba al público a oírvisualmente la propuesta: pequeños patrones de colores representaban gráficamente lo que los y las compositoras habían armado en cuestión de sonido (ritmo, timbre, tono). La experiencia sonora y visual, además, ponía de relieve las tecnologías que la hacían posible: los sintetizadores, los aparatos electrónicos que reproducían las pistas y las imágenes creadas por computadora. Otra de las intervenciones plásticas fue un mural pintado por Nancy Mookiena[13] dentro del salón 3 del CCB, donde algunos cuerpos coloridos se entremezclaban con instrumentos musicales y elementos naturales (imagen 5).

Imagen 5: Mural de Nancy Mookiena

Mientras tanto, en el patio, otras de las y los asistentes conversaban y prestaban oídos a la música electrónica tocada por KOI[14], la artista invitada. Para estas horas el fondo amarillo de las paredes parecía haber mutado su matiz de coloratura a uno más nocturno y salvaje, acorde con los sonidos que llenaban el espacio. Los rostros pintados en el muro ahora no relumbraban sólo por sus colores, sino por estar expectantes y, en cierta manera, por ya no estar aislados, sino por ser centinelas de las energías ahí presentes. Después de la presentación de KOI llegó el turno de la vocalista Sarmen Almond.

 

Performance sonoro de Sarmen Almond

Cabe mencionar que para Poética Sonora MX la presentación de Sarmen Almond[15] era de especial interés, puesto que la artista está curando con nosotros una colección de piezas sonoras que se dará a conocer próximamente. Menciono esto, dado que, a continuación, proseguiré analizando con más detenimiento la presentación de la vocalista, lo cual no pretende restar protagonismo a todas las y los artistas que contribuyeron a la inauguración de “Mercenarias del fango”.

Almond empezó su performance sonoro a modo de evento final de la velada. Esta improvisación sin título fijo, tuvo una duración aproximada de 30 minutos. Con la consola como su principal herramienta, en apoyo de la instrumentalización de la voz, la creadora nos ofreció la experiencia sonora de lo que se conoce como “voz expandida” y aumentada. Además, esta vez, su voz fue más allá de los géneros masculino y femenino, pues, a mi juicio, en su performance le abrió paso a una voz andrógina que transitaba desde un tono agudo a uno más grave y espectral, que se estiraba por medio de la tecnología. Almond vestía de negro, tenía la boca pintada y portaba un antifaz plateado (imagen 6).

Imágenes 6 y 7: performance de Sarmen Almond

Quizás la línea gruesa negra pintada sobre su boca (imagen 7) aludía a un espacio neutro. Esta parte de su rostro encarnaba el abismo del que habló Montero, ya que provocaba “esa sensación […] de abrir las aguas quietas y extraer de allí abajo un montón de sorprendentes criaturas abisales”. Además, el efecto de abismo se reforzaba por el atuendo negro que cubría su cuerpo, dado que sirvió de fondo para los seres invocados con la voz. En otras palabras, durante su improvisación, Sarmen reveló múltiples voces: la voz fue un instrumento para evocar seres imaginarios y para desenmarañar, a través del sonido, las otras tantas voces que habitan una voz, a momentos fantásticas, a ratos monstruosas.

Este efecto se consiguió gracias a que, por un lado, Almond ha estudiado su cuerpo y los alcances de resonancia a los que se presta. Lo cual no implica instruirse con base en una técnica de voz para canto, sino con una técnica enfocada en el cuidado del cuerpo que, después, permita emplear la creatividad sin riesgo de lesiones. Por ello, la voz de la artista se desdobló en múltiples voces, aunque no fue el único efecto que utilizó: a lo largo de su acto, demostró tener una voz polifacética. Al comienzo, su voz se mostró melodiosa, dulce, lenta y femenina; poco a poco adquirió fuerza, gracias a los ecos que producía la consola, y llegó a ser salvaje, retorcida y, en un punto, alienígena. Sin necesidad de emitir ninguna palabra, sólo por la superposición de sonidos prelingüísticos, Sarmen Almond creó una textura rasposa, que crecía y decrecía a medida que mutaba el ritmo y sus intervenciones con la consola.

Por otra parte, la máscara alude a un ámbito más carnavalesco, donde se invierten los roles sociales desempeñados normalmente: con la noche se inaugura un nuevo orden, mucho más libre y mundano. Asimismo, el antifaz plateado, en forma de mariposa, se emparenta con las máscaras teatrales, lo cual yo relaciono con las reflexiones del dramaturgo italiano Dario Fo acerca de la máscara, puesto que ésta oculta lo individual, lo relativo, lo caduco, mientras devela lo universal y lo inconfesable. Cubre las facciones, altera la voz y deja salir sólo una cosa: la verdad; cosa que Fo resume así: “cuando te pones la máscara no puedes mentir”[16]. Paradójicamente, entonces, ‘la máscara desenmascara’ y en el performance de Almond este elemento pudo jugar como símbolo de liberación y de la metamorfosis de su voz, que al ser andrógina y anónima reunía muchas voces en ella (incluso es posible que algunas fueran de las mercenarias del fango), al igual que múltiples coloraturas.

Es así que las voces producen cuerpo y, recíprocamente, los cuerpos producen voz. A partir de la escucha y gracias a la imaginación, el público evocó las posibles fisicalidades del sonido. Por ello, se generó un vínculo entre escuchas y performer, pues el fruto de la presentación fue resultado de la impresión personal que causaron, en cada quien, esas voces provenientes del cuerpo esbelto de Almond. Las varias voces en el espacio transitaban entre cuerpos, medios y dispositivos porque, como he dicho, la tecnología potenciaba el cuerpo de Almond e impulsaba su voz alrededor de todo el recinto, generando ecos y resonancias entre materiales y personas. La extensión de su voz-máquina también ayudó a crear una atmósfera particular, así como a mudar ‘la piel’ de la escucha: la disposición de los cuerpos fue distinta durante este performance, a comparación de como fue con KOI o en el conversatorio.

Es decir, en este caso, Almond permaneció de pie frente a la consola y el público estaba, igual de pie, a una corta distancia de ella. A lo largo del patio había gente conversando, gente atenta, gente observando los murales o gente bebiendo una cerveza, etc. (imágenes 8 y 9). No hubo una indicación sobre el modo correcto de escuchar a Almond, fue una decisión libre identificarse o desentenderse de lo que acontecía. Sin embargo, no hay duda de que, la presentación en vivo permitió un encuentro más cercano y transparente, ya que consintió en observar la manera en que Sarmen llevaba a cabo su proceso creativo, su agilidad para resolver percances, sus movimientos, la manipulación del micrófono o de los efectos sonoros; y todo ello es una clara demostración de su forma única de poner el cuerpo en la experimentación sonora. Por otro lado, también le permitió a ella percibir a su público y modificar su improvisación.

Imagen 8 y 9: el público durante la presentación de Sarmen Almond

Retomando lo platicado durante el conversatorio, cabe resaltar que Sarmen no iba en conjunto con algún colectivo. Por ello fue significativo su papel en el marco de la inauguración de “Mercenarias del fango” del CCB, pues ayudó a ilustrar que las mujeres, de manera individual o de manera grupal, pueden llevar a cabo grandes proyectos; lo indispensable es contar con el apoyo de espacios independientes, financiamiento y nexos artísticos. Un discurso vocal-sonoro como éste, además, evidenció que las mujeres están presentes en la escena, Almond encarnó un claro ejemplo. Por lo mismo, ayudó a digerir lo antes hablado y a otorgarle una conclusión amena al evento.
Finalmente, la presentación de Almond fue el desenlace de unas horas de reflexión que seguirán navegando en el sonido y dejarán, sin duda, muchos cuerpos todavía re-sonando (imagen 8) o re-pensando todo aquello que sucedió durante la velada. Yo, como mujer, me quedé con la sensación de haber atravesado un valioso proceso de introspección, del cual rescato aquellas estrategias para hacerle frente a la violencia y para abrir caminos a otros modos de crear y de ser; porque aprendí mucho del diálogo con las demás. De igual manera, me emocionó la cercanía visual y sonora entre las palabras ‘sonoridad’ y ‘sororidad’; pero porque, más allá de su concepto, ese día ambos vocablos nos involucraron, en un mismo espacio, a muchos cuerpos físicos. Disfruté, pues, presenciar en el CCB lo que se organiza desde diversas latitudes en torno a la música y al arte sonoro.


[1]  Centro independiente, sin fines de lucro, que se dedica a la difusión, vinculación, creación y formación en el campo de las humanidades y la ciencia desde varias aproximaciones, ya sean artes visuales, diseño, grafiti, arte multimedia, experimentación sonora, etc. Además, lleva a cabo actividades de artes híbridas y voces expandidas contemporáneas, por lo que es un espacio de sumo interés para Poética Sonora MX. Como se menciona en su sitio web, el Centro Cultural Border ha colaborado con instituciones públicas y privadas, nacionales e internacionales, como el Museo Universitario Arte Contemporáneo MUAC (UNAM), Montana Gallery Barcelona, Radio Ibero 90.9, ExcélsiorGoethe Institut, Faro de Oriente (GDF), Facultad de Artes y Diseño (UNAM)Centro Cultural de Bosque (INBA)Museo de Arte Moderno (INBA), Casa del Lago (UNAM), Universidad Iberoamericana, Secretaría de Relaciones Exteriores de México, Embajada de México en Japón, Embajada de México en Singapur, Temenggong Artists in Residence – TAIR (Singapur), Three Walls Gallery (EE. UU.), entre otras. El centro se fundó en 2006 por Eugenio Echeverría y Virginie Vincent y actualmente está ubicado en la calle Zacatecas 43, en la colonia Roma Norte, Cuauhtémoc, en la Ciudad de México, CDMX. Para más información, consultar su sitio oficial <http://www.border.com.mx>.

[2] Recuperado de la descripción del evento “Mercenarias del fango” en la página <http://www.border.com.mx/pta2020/> el 14 de abril de 2020.

[3] El colectivo Híbridas y Quimeras se enfoca en difundir la producción multimedia, experimental, sonora y electrónica de artistas que se identifican a sí mismas como mujeres. Su objetivo es construir espacios de y para mujeres (principalmente, aunque se abre a todo público); y con ello fomentar una colaboración alternativa e independiente. Para más información, se pueden visitar sus diferentes redes sociales: sitio web  <https://hbrdsyqmrs.wordpress.com/>, facebook <https://www.facebook.com/HIBRIDASYQUIMERAS/>, instagram <https://www.instagram.com/hbrdsyqmrs/> y bandcamp <hibridasyquimeras.bandcamp.com>.

[4] Cynthia Franco escribió un texto curatorial sobre la colección y está disponible en el sitio de Poética Sonora MX <https://poeticasonora.mx/Mujeres-en-su-lengua>. De este mismo texto cito que “la colección está conformada por obras de Mimí Kitamura, Betsy Numen, Zyanya Nallely; de Marcela Zamudio y Karen Márquez, habitantes de las fronteras de Chihuahua y Tijuana, respectivamente; de Karen Hache, integrante de la agrupación de rap La Otredad; de Jimena González, Yssel Tarín Abrego; de dos hablantes de lengua Tu’un savi: Nadia Ñuu Savi y Celerina Sánchez; de voces reconocidas por su amplia trayectoria: Sara Raca, Victoria Cuacuas, Edmeé Diosa Loca. En medio de ambas generaciones encontramos a quien escribe, Cynthia Franco, nativa de Tijuana y a Hebe Rosell, como figura mentora, guía”. Consultado el 25 de julio de 2020. Asimismo, Isabel Alcántara Carbajal escribió “Discurso, voz, identidad y presencia de las ‘Mujeres en su lengua’. Escena actual del spoken word y slam de la Ciudad de México a través del oído de Cynthia Franco”, disponible en <https://poeticasonora.mx/Discurso-voz-identidad-y-presencia-de-las-MesL>.

[5] El texto se encuentra en: <https://poeticasonora.mx/Vivas-nos-queremos-voces-femeninas-y-su-presencia-musical-en-la>.

[6] El mural del cual hablo fue diseñado por Laura Arredondo (Maga), quien “desde hace cuatro años realiza wheatpaste,el cual consiste en pegar dibujos en la calle con la ayuda del engrudo. Realiza intervenciones en la Ciudad de México y el Estado de México enfocándose en lugares concurridos sin acercamientos artísticos donde exista un punto rojo de violencia y el acercamiento a poblaciones vulneradas. Entre los temas que aborda se encuentran la mujer y el contexto en el que vive, la comunidad LGBTTTIQ+, la violencia, la sexualidad, los desnudos, la muerte, entre otros. Su principal motivación es la convicción de que las expresiones artísticas pueden sensibilizar a las personas con determinados temas, la apreciación del cuerpo femenino, diversión, práctica y la contemplación de la gente”. El currículum de Arredondo lo recuperé de <http://www.border.com.mx/inauguracion-mercenarias-del-fango/> el 23 de julio de 2020.

[7] Todas las fotografías que utilizo en este texto fueron tomadas por mí en el Centro Cultural Border el 30 de enero de 2020.

[8] Claudia Sandoval es “promotora y estratega especializada en la difusión de festivales de creatividad y música de vanguardia, con una amplia experiencia en periodismo cultural y gestión independiente, así como en preproducción y difusión de eventos para distintos nichos creativos –del editorial al publicitario. Parte del equipo de Nrmal desde 2014 y de NODO desde su fundación, Claudia ha dirigido la comunicación y aportado en la programación de actividades complementarias –talleres, conferencias, recorridos, etc– de festivales como OFFF CDMX, MUTEK_MX, Festival Aural, Bestia Festival y en proyectos institucionales como el Centenario de Octavio Paz y el Fondo Editorial Tierra Adentro. Comparte sus experiencias y conocimientos en talleres y charlas y como estratega y asesora en distintas agencias de medios y PR para músicos, como Malfico”. Este curriculum de Sandoval fue recuperado de <http://www.border.com.mx/inauguracion-mercenarias-del-fango/> el 23 de julio de 2020.

[9] “La multi-instrumentista experimental Valis Ortiz es una figura de culto del underground de Monterrey, gracias a su trabajo seminal con bandas como Bam Bam, XYX y Penetración Cósmica. En su proyecto en solitario, Manitas Nerviosas, explora una profunda fascinación con los rincones más oscuros de la condición humana, enmarcando sus investigaciones en un lienzo fantasmal de sintetizadores y manipulación de cintas”. El currículum de Ortiz fue recuperado de <http://www.border.com.mx/inauguracion-mercenarias-del-fango/> el 23 de julio de 2020. Y parte de su trabajo está disponible en: <https://soundcloud.com/diyeiguapis/sets/dj-guapis-mix>.

[10] Marianne Teixido es una “artista multimedia y programadora. Su obra vincula la investigación social, código fuente, software libre, música, ciencia, datos, estudios de software, género, hackfeminismos, videoarte y procesos políticos. Es beneficiaria de Jóvenes Creadores, co-fundadora del laboratorio interdisciplinario PiranhaLab y miembro del colectivo de live coding RGGTRN. Su trabajo se ha presentado en espacios como en la Linux Audio Conference 19 (CCRMA, Stanford), Vorspiel CTM&Transmediale, Museo de Arte Moderno, Hangar, IN-SONORA (MediaLab-Prado), Feminoise Latinoamérica, Festival Internacional de la Imagen, Platohedro, Festival en Tiempo Real, MediaLab-UIO, Fundación Telefónica Lima, ICLC, CMMAS, Cyborgirrrls, MediaLab MX, Mutek MX, Ex Teresa Arte Actual y en Centro Cultural Recoleta”. El currículum de Teixido fue recuperado de <http://www.border.com.mx/inauguracion-mercenarias-del-fango/> el 23 de julio de 2020.

[11] El colectivo fue creado en el año 2012. Se trata de un grupo coordinado por Mónica Aguilar y Anabel Becerril. El equipo lo conforman diseñadoras gráficas egresadas de la UAM-Xochimilco que trabajan con animación, video, diseño, instalaciones digitales, VJing, arte digital y experimentación visual.  La sede está ubicada en la calle Bolivar 118, segundo piso, en la colonia Cuauhtémoc, en la Ciudad de México, CDMX. Para más información, consultar su sitio oficial  <http://www.laboratorio118.mx>.

[12] Citas y paráfrasis tomadas del texto curatorial de “Constelaciones sororas”, redactado a nombre del CCBorder, Híbridas y Quimeras y LABORATORIO 118; expuesto en el salón 1 del CCB el 30 de enero de 2020.

[13] Nancy Mookiena es “artista multidisciplinaria, curadora independiente y gestión y coordinación de proyectos culturales. Formada como Diseñadora Gráfica por la Universidad Nacional Autónoma de México. Su práctica artística aborda inquietudes acerca de la naturaleza, origen, transformación, la dimensión colectiva del cuerpo y el espacio público. Su pasión por el arte, la música y el trabajo colaborativo la han llevado a crear proyectos que activan las prácticas artísticas como motor de integración e inclusión de la sociedad. La reflexión y la innovación, así como el diálogo entre artistas de diferentes disciplinas le ha permitido establecer una importante conexión en proyectos que rompen con los modelos del quehacer en el arte. Su interés actual por la cultura digital y la equidad de género la han llevado a colaborar en la dirección, coordinación y curaduría de Festival HelloWorld, festival de mujeres que hacen arte con tecnología y a partir de la sororidad intenta modificar paradigmas en los medios digitales”. El currículum fue recuperado de <http://www.border.com.mx/inauguracion-mercenarias-del-fango/> el 23 de julio de 2020.

[14] Estas siglas se refieren a un proyecto que surgió en la Ciudad de México en 2017, a cargo de Diana Moreno. El “proyecto de KOI está influenciado principalmente por los ritmos tribales y loopsque incitan al trance, su composición es un flujo constante de ambientes y danzas que se encausan para desbordar un estado de continua transformación. […] Bajo éste alias se ha presentado en distintos recintos culturales e importantes escenarios de la música electrónica en la ciudad. Como lo es Festival Mutek (Edición 2017, 2018 y 2019), Afluencias XX, Híbridas y Quimeras, Sesiones de Antimateria, Sorry I’m Late, entre otros.

En el mes de junio 2019 publicó su primer EP bajo el sello Vorágine y de igual manera ha colaborado con el sello Antimateria Sonora, en donde ha publicado un sencillo”. La información se recuperó de <http://www.border.com.mx/inauguracion-mercenarias-del-fango/> el 22 de julio de 2020.

[15] Sarmen Almond es “música y performer vocal mexicana. Profesora de voz, tradición Roy Hart. Sarmen utiliza la voz humana en relación con las nuevas tecnologías para crear composiciones y de-composiciones de la personalidad en la escena. Persigue una búsqueda constante de las infinitas posibilidades vocales que el cuerpo humano arroja como instrumento, así como la reflexión de estas sonoridades en espacios físicos e imaginarios. Sarmen se ha presentado en México, Aberdeen, Londres, Belfast, Francia, Sevilla, Edimburgo, Praga, Manchester (Luminosidad de Marina Abramovic y Mirror Check de Joan Jonas), Falmouth, Sheffield, La Haya, Utrecht, York, Barcelona, Singapur, entre otros. Sarmen tiene dos proyectos principales: ‘Alquimia Vocal: Performance, improvisación y entrenamiento vocal’ y ‘Man In Motion: Dúo de música electrónica downtempo’”. El currículum fue recuperado de <http://www.border.com.mx/inauguracion-mercenarias-del-fango/> el 23 de julio de 2020.

[16] Cita de Dario Fo recuperada el 25 de julio de 2020 de < https://es.wikiquote.org/wiki/Dario_Fo>.