Instalación sonora de 24 canales: grabaciones de audio del siglo XX, radios de onda corta, músicas del mundo y objetos sonoros de diversa índole. El espacio simbólico de la cultura también se encuentra poblado por sonidos. Los mensajes grabados, emitidos y propagados ocupan un lugar predominante dentro de ese territorio. En ese espacio de comunicación y no comunicación, de escucha y de ruido, los objetos sonoros revelan las intenciones, las aspiraciones, las circunstancias de quienes los emitieron, permaneciendo como un testimonio de los tiempos y configurando la imagen sonora de la memoria colectiva. Al invitar al espectador a recibir este “baño acústico”, La Regadera connota estas formaciones simbólicas así como su funcionamiento. En ocasiones los sonidos adquieren un significado y una resonancia en obediencia a su contexto; en otras, su convivencia parece anunciar texturas sin aparente forma definida, más cercanas al ruido que a la expresión (si bien el ruido es una expresión en sí mismo y símbolo de algo). A través de un lenguaje eminentemente musical, la pieza se comporta del mismo modo que el entramado cultural simbólico-sonoro: por momentos, los sonidos parecen agruparse, repetirse, formar una sola voz. Instantes después, el caos recupera su primacía y se instituye en el espacio como un cúmulo de voces plurales que, sólo en la cercanía, comunican su específico mensaje. Francisco Rivas. Producción y Coordinación: Francisco Rivas. Ingeniería de audio aplicada: Enrique Galindo. Montaje: Joel Duarte Muñoz. Diseño Gráfico: Erika Miller. Con el valioso apoyo de FABRICA (Italia).
Antonio Fernández Ros | Composición |
Francisco "Tito" Rivas | Producción |
Fonoteca Nacional | Publicador |
Antonio Fernández Ros | Contribuidor |
Enrique Galindo | Ingeniería de sonido |
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