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Segundo poema softporno que rememora una visita al supermercado, a las 10:00 de la mañana





Historia de dos personas que se conocen. Al día siguiente la narradora va al súper mercado. La música ambienta ese espacio con pocos recursos y loops continuos y austeros, que a la vez reflejan el estado de ánimo de tranquilidad.


Parte de:


Compositores

Intérpretes

María Eugenia Aguilar Rivera Lectura en voz alta

Otros

Rocío Cerón Contribuidor
Motín Poeta Publicador
Discos Konfort Publicador
Filtro Producción
Grabaciones del Cuarto Blanco Ingeniería de sonido

Publicada:
2003
Grabación:
2003
Fecha de contribución:
2019
Ciudad:
Ciudad de México
País:
México

Texto


En una mesa; tú, el café y su aroma extraño, en una i griega siempre abierta, escuchaba bien decir que nada podían tus manos, que el tiempo era un agorero de nefandas predicciones: que él era un corcel más que dotado. (En todo convenía yo, mas sin reproche, acaso una lágrima sentida) Más de pronto tus dedos, como gotas resbalando por mi cuello, sugiriendo una trayectoria aventurera. Salimos vueltos dos enamorados, nuevamente dos islas formales que se acercan, se ventean, dos ríos temerosos de juntarse. Te dejé mirándome y marché hacia donde no supe que llegaba. Entonces el deseo sin amo, andando sólo. –y ¿Dónde estabas?– (poco después supe que embriagándote con otro vino) Se despeñaba en mí una noche en la mañana e inundaba la dulce turgencia de mis senos un hambre extraña y solitaria; el deseo convierte la caída en un vuelo misterioso, sed que comienza con delicia a beber sola, mi cuerpo, un largo suspiro en el súper mercado, con sus abarrotes de nombres mudos, palabras incomprensibles para un seso ya difunto: oh, claveles, rosas, tulipanes, escobas, vastos tubos, oh, espárragos, poros, camotes, chiles verdes, oh, zanahorias trapeadores, largos todos, inspirados objetos de mi dicha, mostradores, cojines donde recargarse a mirarte ciegamente, de pronto, ya volcadura, ya desastre, ya roto el frasco de las cebollas en vinagre, ya el intendente limpiando, la torpeza de una mano autómata, rebelde. ¡Qué íntima de piedra suelta, de agua suelta, de galope suelto! ¡Qué íntima felicidad de lata, de botella, de jerga, de pepinillo, de pimienta!




Licencia

(C) Copyright   2003   México










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