Obra en la que conviven procesos sonoros creados a través de tecnologías digitales con elaboraciones musicales tradicionales. Estos recursos, así como sus fuentes, fueron seleccionados según el propósito expresivo dentro de la pieza o las intenciones artesanales, con el propósito de tejer un discurso coherente, con dirección dramática y que generara la sensación general de unidad. Esta obra nació durante la construcción del diseño sonoro para el montaje de la obra homónima de Mario Bellatín a cargo del grupo teatral Circo Raus. Fue un producto de la continua y detallada audición de secuencias de música tradicional de koto, en donde Mondragón propone la manipulación de los sonidos a través de dos métodos específicos de granulación.